¿Cuál es el papel de la música en el deporte?

¿Cuánto puede influir en el rendimiento?
La música intensifica las energías, motiva la concentración en el objetivo previsto y, al mismo tiempo, relaja; a su manera asegura que la tensión no predomine.

Un simple par de auriculares en los oídos y tu lista de reproducción favorita en el autobús que te lleva al punto de salida; o en el auto, sincronizando Spotify y animando la espera. Incluso durante el calentamiento previo a la competición, cuando te aíslas del mundo y solo existes tú, tu cabeza, tu corazón, tus piernas, tu valor, tu motivación… tu objetivo, tu logro. La música tiene el doble poder de relajarnos y al mismo tiempo darnos energía, hacernos sentir vivos, casi invencibles; la cantidad correcta de adrenalina que es necesaria antes de lanzarse a la carrera. Si pudiéramos meternos en la cabeza de un atleta, escuchar el mismo ritmo de la música que tiene en sus oídos y comprender cómo son todos iguales en las líneas de partida, la misma mirada, pero melodías diferentes, entenderíamos mucho, muchísimo de una persona. La música acompaña al deportista, o a la deportista, incluso cuando él (o ella) la pone en pausa y se lanza de cabeza a su aventura, en cada paso, en cada pedalada, en cada brazada.

Incluso en ese momento resuena el mismo ritmo de su melodía favorita, que estimula y hace soñar con la gloria. La música clásica, el rock, el punk, el funk, el reguetón, el hip hop, la música disco, cada género tiene su finalidad.

La melodía, de hecho, puede activar estados positivos como el vigor, la felicidad, la emoción y puede reducir los sentimientos negativos como la ansiedad, la tensión, la tristeza, la ira o la fatiga. La música, si se usa de manera efectiva, puede contribuir a una mejor conciencia de uno mismo, a una gestión de las emociones, a una mayor motivación; y mejorar la preparación mental para optimizar el rendimiento. Cuántos compositores, cuántos autores de canciones en los últimos años han escrito obras maestras inconscientes de la influencia que tendrían en un atleta, un campeón. Canciones que han hecho historia o no, y que tienen algo que en poco tiempo se convierte en algo personal para un deportista, que escucha cada sonido, cada estrofa, cada palabra que circula en sus venas, en su cabeza; como si fuera un entrenador mental, un poco alternativo. La música conoce a cada hombre, a cada mujer, entonces depende de nosotros identificarla, comprenderla, hacerla nuestra. Se convierte en el mejor aliado de un atleta, esa dosis extra de adrenalina que lo acompaña en cada movimiento.

Articulo de Lisa Guadagnini